COMPADECER AL DELINCUENTE
¿COMPADECER AL DELINCUENTE?
Esta es una frase que vengo oyendo hace años: odiar al delito y compadecer al delincuente. A mí, en principio, no me gusta el odio de ninguna manera. Si quisiera dármelas de gracioso diría que odio odiar, pero en esta ocasión estoy escribiendo en serio.
Veamos.
Lo de compadecer, en líneas generales, está bien, o cuando menos hay ocasiones en que la compasión se impone como una muestra de solidaridad humana y hasta podríamos decir que de buen corazón. Perfecto. Estupendo. Admirable. Pero ¿compadecer al delincuente y odiar al delito? Dicho así parece como si el delincuente fuese una desdichada víctima consecuencia del delito y que éste sea el malo del argumento, el que ha dado lugar a la existencia del delincuente, y fuese por tanto el odiable (*). Pues no señor, no es el delito el que ha creado al delincuente, es el delincuente el que ha creado al delito. Si yo robo una manzana cometo un delito, creo un delito, un delito que no existía antes de que yo lo cometiera. Por tanto, si el delito no existía, ¿cómo iba a poder crearme a mí, al delincuente? Yo sí existía, y así, pude crear el delito. ¿Conclusión irrefutable? Hela aquí: el odiable es el delincuente. Si yo fabrico armas, ¿quién es el odiable, las armas o yo? Pues yo, porque el delito es una consecuencia de mi acción; sin mí no existirían las armas, yo he creado las armas, no las armas a mí, sin ninguna duda yo he cometido el delito. Ahora bien, si se trata de compadecerme por ser malvado, de acuerdo…, pero sin que ello me exima del correspondiente castigo.
(*) Ya sé que la palabra “odiable” no está en el DRAE, pero una vez más me muestro disconforme con el Diccionario. Si consta la palabra amable como “digno de ser amado”, ¿por qué no consta odiable como “digno de ser odiado”? ¿O es que existen personas dignas de ser amadas y no existen personas dignas de ser odiadas?
Es interesante esta reflexión y aplica mucho en la vida diaria. La maldad existe y también la compasión aunque llegado el momento, el malvado recurre a la compasión cuando es una practica que él no aplicaba!
Saludos desde Mexico Maestro y que tenga salud!
Comentario por Jesus Hernandez G — Marzo 1, 2015 @ 4:16 am
Cierto: el delincuente admite la compasión e incluso la exige cuando se trata de aplicársela a él. Y lo absurdo del caso es que en muchas ocasiones, se le otorga…, aunque él no haya tenido compasión de nada ni de nadie. Al respecto, voy a escribir aquí unas palabras que leí en mi adolescencia y que nunca he olvidado. Son palabras de Jesucristo, y dicen: CON LA VARA QUE MIDÁIS SERÉIS MEDIDOS. Más adelante, leí la Ley del Talión, no menos expresivas y más duras: OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE. Lo que siempre me he preguntado es por qué no se aplican tan sabias y justas frases… ¡Y de compasión, nada!
Gracias, Jesús, y mi afectuoso abrazo de siempre.
LOU CARRIGAN
Comentario por Lou Carrigan — Marzo 1, 2015 @ 10:54 am
Pienso en Baby y su sentido tan preciso de justicia: hace saber al delincuente las consecuencias de sus actos y que ejecuta en el acto. Un ángel justiciero…
Respecto a lo “odiable” la palabra que mejor encaja seria “odioso” ¿no?. Saludos estimado Mr. Carrigan.
Comentario por jorge e. acuna — Marzo 27, 2015 @ 3:31 am
Ya hablamos de Baby en tu comentario sobre el Gran Proyecto. Respecto a odioso, por supuesto que conozco y acepto la palabra, aunque yo la pondría más bien en la línea expresiva de amoroso, expresando, claro está, lo contrario. En cualquier caso, me gustaría saber por qué se acepta amable y no se acepta odiable, es decir, digno de amor y digno de odio. Y también me gustaría saber por qué se acepta váter (o sea, adaptado de agua en inglés, cosa tonta donde las haya, teniendo ya nuestro retrete, lavabo, excusado…) y no se acepta nada menos que BOLSILIBRO, que hace más de setenta años que circula y que lo mires como lo mires es más expresivo y tiene más sentido en español que váter, palabreja que no la necesitamos para nada.
Abrazo.
LOU
Comentario por Lou Carrigan — Marzo 27, 2015 @ 10:58 am