SCHOPENHAUER DIXIT

 

      Todas las frases y textos que aparecen en este viaje mío por INTERNET AVENUE han sido extractados del libro EL ARTE DEL BUEN VIVIR, de Arthur Schopenhauer (1788-1860), filósofo con el cual siempre me he sentido identificado, pese a que se dice de él que es básicamente pesimista mientras que yo me tengo por optimista. He llegado a la conclusión de que tal vez lo que unos han llamado pesimismo no es más que realismo y que lo que yo llamo optimismo no es más que ingenuidad. El realismo permanece, pero la ingenuidad  puede ser eliminada por las experiencias. A falta de experiencias personales y directas lo suficientemente intensas y provechosas, podemos servirnos de los libros para adquirir conocimientos  que nos lleven hacia el realismo, es decir, la verdad. Del libro aquí mencionado me serví yo hace muchos años para empezar a darme cuenta de que las cosas casi nunca eran como yo creía que eran, pero me puse en órbita partiendo de un párrafo de Schopenhauer que en su día me llevó no poco tiempo comprender en profundidad hasta lograr servirme provechosamente de él.

      Éste es el párrafo en cuestión:

      «Las personas de especie más noble y dotadas de facultades más eminentes revelan, principalmente en su juventud, una falta sorprendente de conocimiento de los hombres y del arte de vivir; así se dejan fácilmente engañar o extraviar, al tiempo que las naturalezas inferiores saben mucho mejor y más pronto salir del apuro del mundo; eso proviene de que, a falta de experiencia, se debe juzgar a priori [digamos, desconfiar] y de que, en general, ninguna experiencia vale lo que el a priori. En las personas de complexión vulgar, este a priori les es proporcionado por el propio yo, en tanto que no lo es en las de naturaleza noble y distinguida, porque en esto precisamente se distinguen éstas de aquéllas. Calculando, pues, quienes son nobles y distinguidos, los pensamientos y los actos de los hombres vulgares con arreglo a los suyos propios, tal cálculo les resulta falso [y siempre perjudicial].»

 

ALGUNAS DE LAS COSAS QUE HE APRENDIDO LAS RESUMO EN EL SIGUIENTE PÁRRAFO:

 

Dentro del cosmos cada persona es un mundo por sí misma y ese mundo hay que conocerlo. Debemos aprender a obtener el máximo provecho de ese conocimiento y de nuestras prodigiosas facultades humanas. Usted tiene unos poderes que desconoce y que cuando los desvele le convertirán en un ser superior.

Sepa que nada se debe a causas ajenas, a portentos exóticos y fantásticos o a supuestos milagros inexplicables. Cuando se dispone de la verdad todo puede realizarse, y así, el ser humano es capaz de hacer todo lo imaginable, porque la verdad está dentro de cada uno de nosotros.

 

 

AHORA LE CEDO DE NUEVO LA PALABRA A SCHOPENHAUER

 

Omnis animi voluptas, omisque alacritas in eo sita est, quod quis habeat quibuscum conferens se, possit magnifice sentire de se ipso. Hobbes.

 

[Todo goce del alma, toda satisfacción, proviene de que, al compararse con los demás, pueda uno tener una elevada opinión de sí mismo.]

 

 

a   d   c   b

 

Si tibi vis omnia subjicere, te subjice rationi. Séneca.

 

[Si quieres someter todas las cosas a ti mismo, sométete primero a la razón,]

 

 

a   d   c   b

 

Nous n’avons que deux jours à vivre; ce n’est pas la peine de les passer à ramper des coquins meprisables. Voltaire.

 

[No tenemos más que dos días de vida; no merece la pena pasarlos arrastrándonos a los pies de pícaros despreciables.]

 

 

a   d   c   b

 

Aristóteles dividió los bienes de la vida humana en tres clases: los exteriores, los del alma y los del cuerpo. A tenor de esto, lo que diferencia la suerte de cada mortal puede estar referido a tres condiciones fundamentales:

 

1ª – Lo que uno es, o sea, la personalidad en su sentido más puro. Se comprenden aquí la salud, la fuerza, la belleza, el temperamento, el carácter moral, la inteligencia y su desarrollo.

 

2ª – Lo que uno tiene, o sea, las propiedades y haberes de todas clases.

 

3ª – Lo que representa, es decir, cómo los demás ven y valoran a un individuo, o sea, lo que está en su representación.

 

 

a   d   c   b

 

Cada cual debe ser y proporcionarse lo mejor y más importante. Cuanto más sea así más encontrará en sí mismo el individuo las causas  de sus placeres y más feliz será. Con gran razón dijo Aristóteles: <La felicidad pertenece a los que se bastan a sí mismos>.

 

 

a   d   c   b

 

Majorem esse causam ad felicitaten eam, quae est ex nobis, quae ex rebus oritur. Metrodoro.

 

[De cómo las causas que provienen de nosotros mismos contribuyen más a nuestra felicidad que las que nacen de las cosas exteriores.]

 

 

a   d   c   b

 

Que lo subjetivo sea incomparablemente más esencial a nuestra felicidad y a nuestros goces que lo objetivo, se comprende por el hambre, que es el mejor cocinero, y por  el anciano, que mira con indiferencia la diosa que el joven idolatra,  y arriba encontramos la vida del hombre de genio y del santo. La salud excede de tal manera a los bienes exteriores, que en realidad un mendigo sano es más feliz que un rey enfermo.   Un temperamento tranquilo y jovial, nacido de una salud perfecta y de una feliz organización; una razón lúcida, viva, penetrante y exacta; una voluntad moderada y dulce; y como resultado una buena conciencia, son ventajas que ninguna categoría, ninguna riqueza puede reemplazar.

 

 

a   d   c   b

 

Lo que un hombre es en sí mismo, lo que le acompaña en la soledad y lo que nadie puede darle ni quitarle es, indudablemente, más esencial para él que todo lo que pueda ser a los ojos de los demás. Un hombre de talento, en la soledad más absoluta, encuentra en sus propios pensamientos y en su propia imaginación con qué divertirse agradablemente, mientras que el ser limitado, por más que varíe de fiestas, de espectáculos, de paseos y de diversiones, no llegará a sofocar el tedio que le atormenta. Un carácter bueno, moderado y dulce, podrá estar contento en la indigencia, mientras que todas las riquezas no pueden satisfacer a un carácter ávido, envidioso y perverso.

 

 

a   d   c   b

 

 

En cuanto al hombre dotado con permanencia de una individualidad extraordinaria, espiritualmente superior, éste puede prescindir de la mayoría de los goces a que el hombre aspira generalmente; además, no son para él más que un trastorno y un peso. Horacio dice de sí mismo: Gemmas, marmor, ebur, Thyrrhena sigilla, tabellas, argentum, vestes Gaetulo murice tinctas, sunt qui habeant, est qui non curat habere. [Hay quien tiene perlas, mármol, marfil, estatuillas tirrenas, tablilla, plata, ropas teñidas de púrpura getuliana, y hay quien no se cuida de tenerlas.] y Sócrates decía, viendo algunos objetos de lujo  expuestos para la venta: <¡Cuántas cosas hay que yo no necesito!>.

Así pues, la condición primera y más esencial para la felicidad de la vida es que existimos, la personalidad.

 

 

This entry was posted on Sábado, Enero 26th, 2008 at 12:50 pm and is filed under Internet Avenue. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.