Lou Carrigan

A FAVOR DE LA LÓGICA

 

Hace poco me encontré de modo casual mezclado en una apasionada discusión sobre el tema que podríamos titular <Aborto sí, Aborto no>, y voy a permitirme comentarlo.

Ahora bien, ante todo quiero dejar muy claro que asumo sin trauma alguno el hecho de que todo el mundo tiene derecho a opinar lo que le venga en gana, tenga o no tenga razón y esté o no esté dentro de la legalidad o de la postura más conservadora o generalizada. También quiero dejar muy claro que no tengo nada a favor ni en contra de quienes abogan por el aborto, ni de quienes lo condenan, pues como acabo de exponer unos y otros tienen derecho a opinar lo que les dé la realísima gana… o les convenga.

Dicho esto, y simplemente a favor de la lógica pura, aseguro y juro que el fuego es fuego desde que comienza a arder y no desde que es una gran hoguera. ¿O el fuego de una cerilla no es fuego desde el mismo instante en que la encendemos? O sea, quiero decir y digo, que la Vida es Vida desde que se inicia, no desde que tiene tantos o cuantos días, semanas o meses de andadura. Más claramente, por si todavía alguien tiene alguna duda sobre mi opinión: un feto es Vida desde el mismo instante en que es engendrado, y que no me vengan con retorcidas entelequias ni con grotescos cuentos de hadas.

Vistas así las cosas, no es de extrañar que la Iglesia Católica se pronuncie contra el aborto, puesto que éste consiste, sin duda alguna, en el exterminio de una Vida. También quiero dejar clarísimo que no soy religioso en absoluto, ni del catolicismo ni de cualquier otra religión, y sí soy un agnóstico convencido y consciente, de donde claramente se desprende que tampoco estoy ni en sueños a favor de la Iglesia Católica. Pero sí estoy a favor de la lógica y esto desde que mi razón me facultó a diferenciar ésta de lo absurdo.

Y a esto voy.

Alguno de los contertulios a los que me he referido resaltaba y condenaba el hecho de que la Iglesia Católica, aun mostrándose claramente en contra del aborto (es decir, del hecho de exterminar una Vida), no se hubiera pronunciado también en contra de la pena de muerte, que asimismo implica el exterminio de una vida. Si lo entendí bien, resultaría que si se está contra el aborto se debe estar también contra la pena de muerte, ya que en ambos casos se determina el exterminio de una vida. Bueno, como ya he dicho, acepto sin reservas que cada cual puede pensar y decir lo que quiera. Yo también me baso en este derecho para hacer una pregunta con la que en absoluto pretendo quitar ni poner Vida, dar o quitar la razón, aprobar o desaprobar a nadie; simplemente, como escritor y comentarista y crítico de la vida, trato de ser lógico y consecuente.

Y ésta es mi pregunta: ¿realmente nuestro sentido común puede inducirnos a pensar que es lo mismo exterminar a un criminal juzgado y convicto (y a veces incluso confeso) de sus malvadas fechorías, que exterminar un indefenso feto (tenga el tiempo que tenga) cuyo único delito (¿¡!?) ha sido ser engendrado?

Insisto: ni quito ni pongo vida, ni apruebo ni desapruebo, ni condeno ni absuelvo, pues no soy quién para semejante pretensión; con mi pregunta sólo soy lógico y consecuente.

¿O no lo soy?

 

 

 

This entry was posted on Lunes, Diciembre 14th, 2009 at 10:40 am and is filed under Cosas de la vida. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.