El Boletín

EL Boletín
   

El Boletín (www.elboletin.cc) es una muy interesante y bien documentada revista de ámbito reducido, para entendidos y coleccionistas de literatura popular y cómics (entre otras creaciones artísticas), que se inventó Carlos González, y que él personalmente controla y dirige de modo magistral con la impagable colaboración de su esposa, Tere.

Auténtico experto en la materia, Carlos González está al día (y a la historia) de la literatura popular, y en su boletín se puede encontrar de todo y todo. Ocasionalmente, distingue a algún escritor o dibujante publicando su semblanza en números extra de El Boletín. Lou Carrigan aceptó encantado cuando se le propuso ocupar uno de esos números extra, en el que cabe destacar (y agradecer) la desinteresada colaboración que prestaron Alejandro Martínez Viturtia, editor y muy versado profesional en la materia, y L. Porras, gran aficionado y veterano lector, con sus artículos, que se reproducen al final de este apartado.

Mientras tanto…

 

EL BOLETÍN

solicita la opinión de Lou Carrigan

SOBRE…

Eutanasia: Quitar la vida a una persona siempre es cruel. Pero puede ser más cruel permitir que siga viviendo sólo para sufrir.

Pena de muerte: Nadie tiene derecho a disponer de la vida de nadie. Pero si los que matan se atribuyen ese derecho no deben quejarse de que otros hagan lo mismo con ellos. Esto aparte, Jesús dijo: . Y esto no es religión, es simple lógica y justicia elemental.

Pareja de hecho: Las personas que forman lo que llamamos una pareja de hecho se quieren, eso es indudable. Y amar siempre es positivo y aceptable. La acepto sin reservas y con todos los derechos sociales y legales.

Matrimonio entre personas del mismo sexo: Al parecer, se está aceptando como una opción personal para la vida amorosa y una situación legal en la vida social. Esperemos a ver los resultados.

Aborto: En principio, cada cual puede hacer lo que quiera con su cuerpo, por diversos motivos. Respeto esto, pero no esa teoría de que depende del tiempo que tenga el feto para que esté o no esté justificado exterminarlo. El fuego es fuego desde que comienza a arder. La vida es vida desde que comienza a manifestarse.

Divorcio: Absolutamente a favor. Hay pocas cosas más horribles que la convivencia de personas que no se aman y que crean unas situaciones y experiencias nocivas. Casi siempre el divorcio es la menos mala de las soluciones a una situación que puede llegar a ser angustiosa e incluso traumática.

Toros: Según dijo por la tele un sabio excelso y de admirables luces mentales e intelectuales y de imaginación exquisita, los toros saben que han nacido para morir en un ruedo valientemente y satisfechos de cumplir así su honroso y ejemplar destino a manos de un romántico y folclórico torero.

Seguramente tiene razón, porque hay que ser rematadamente imbécil para creer que a un toro lo que de verdad le gusta es el sol, el buen pasto y una vaca (o mejor, varias), y campo abierto y morir de viejo en la dehesa a la luz de la luna. ¡Qué estupidez, morir de viejo plácidamente tumbado al sol o a la luna sobre el tierno pasto y rodeado de histéricas vacas llorosas provistas de asquerosas ubres, pudiendo en cambio morir gloriosamente picado, banderilleado, estoqueado, apuntillado, y grandiosamente puteado para finalmente ser arrastrado dejando un rastro de sangre que brota de su morrillo y de su morro abierto en un gesto de incomprensión, de cansancio infinito, de estupefacto dolor y de alucinante agonía…! Esto, esto es lo que quiere el toro: ¡la gloria de morir a lo grande, con magnificencia, dándole belleza y dignidad al insobornable destino!

No sé si me he explicado…

Drogas blandas: Ni blandas ni duras. Ahora bien, el que quiera “disfrutar” de la vida, que lo haga…, pero a su costa y coste, sin implicar a los demás de ninguna manera.

Despido libre: Generalmente no despiden a los que trabajan bien y con seriedad. A menos que haya cuestiones de alto nivel y entonces pasa como en el Salvaje Oeste: prevalece la ley del más fuerte, no la del mejor y el más bueno.

Homosexualidad: Digo aquí lo mismo que en lo referente al matrimonio entre personas del mismo sexo.

 

PREFERENCIAS 

Un manjar exquisito: El marisco en general. 

Qué no volverá a comer nunca más: Arroz con sardinas.

Un vino de obligada cata: El del Priorato.

Su bebida: El champán.

Una fruta: El melón.

Un pescado: El salmonete.

Una carne: La de buey.

¿Qué desayuna?  No desayuno.

 

ARTES Y LETRAS

Un escritor: Camilo José Cela.

Un libro: Historia del Hombre.

Una película inolvidable: El manantial, basada en la novela de Ayn Rand.

Un actor: Sean Connery.

Una actriz: Gwyneth Paltrow.

Un cantante: Plácido Domingo.

Tipo de música: Toda, menos la que sólo es ruido.

¿Qué programa de TV le gusta? Los que me informan de algo serio o me enseñan algo interesante. O sea, que veo muy poco la tele.

¿Escucha la radio?  No.

 

SÓLO HISTORIETA

Una editorial:. Ediciones B.

Un guionista: Mariano Hispano González (q.e.p.d.).

Un dibujante de humor: Francisco Ibáñez.

Un dibujante realista: Recuerdo muy bien a Jesús Blasco.

Una dibujante: Carmen Barberá.

Una colección inolvidable: El guerrero del antifaz.

Mejor dibujante español de la actualidad: Rubén Pellejero.

Mejor dibujante extranjero: Gino D’Antonio (pero aquí me he asesorado con mi amigo Montañá, que me ha sugerido varios nombres y me ha aclarado algunos puntos…).

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He aquí los interesantes artículos antes mencionados:

 ¿ARTESANO?

por Alejandro M. Viturtia

Hablar de novela popular en España es un tema peliagudo. Al contrario de lo que sucede en otros países como Alemania o Estados Unidos, este tipo de literatura no goza del más mínimo reconocimiento. Los estamentos oficiales y académicos no le han prestado atención con el razonamiento de que no llega a ser ni siquiera literatura. Argumento que no deja de ser divertido, por decir algo, ya que muchos escritores, como Balzac, Dumas, Dostoievski, Lovecraft o Chandler escribieron algunas de sus mejores obras en revistas o folletines populares. Eso sí, casi es preferible ese ostracismo a los “estudiosos” que hacen análisis parciales. Análisis tan “profundos” como los que meten a toda la literatura popular en el mismo saco al afirmar que es simple literatura de evasión. Con cientos de escritores, infinidad de colecciones y con casi todos los géneros tocados  a  lo largo de casi 100 años, no se puede simplificar tanto sin caer en la necedad. O peor, análisis condescendientes en los que se califica a los autores de novela popular de “artesanos”. No cabe duda de que entre todos esos autores los hay muy malos y los hay que son correctos (quizás ésos sí podrían llamarse artesanos). Pero muchos otros no sólo son excelentes, sino que son verdaderos artistas, así sin paliativos.

Esta situación de desinformación sobre la novela popular no mejora necesariamente cuando los que escriben son supuestamente aficionados a ese tipo de literatura. Demasiado a menudo parece que fuera de Mallorquí, Debrigode o Hipkiss no hay nadie. Y esta información flaco favor hace a la divulgación de esta literatura. Porque después de El Coyote, El Pirata Negro y El Encapuchado se escribió mucha y muy buena literatura popular. Y encima, en situaciones quizá más difíciles. En la era de los bolsilibros, los plazos de entrega eran tan exigentes como siempre, pero la posibilidad de desarrollar personajes o situaciones en muchas páginas era más difícil porque, salvo excepciones, cada entrega debía ser autoconclusiva. Pero bueno, eso tampoco es importante. Lo que realmente cuenta es que en plena era de los denostados bolsilibros surgió una generación de escritores excepcional.

Uno de los mejores exponentes de esa generación es Antonio Vera, más conocido dentro y fuera de nuestro país como Lou Carrigan. Este hombre ha escrito algunas de las mejores novelas del Oeste que se han publicado en este país. Por otro lado, realizar una historia de la novela policíaca española sin mencionarle es un pecado. O hablar de éxitos editoriales sin detallar las ventas de su personaje Baby es demostrar que no se conoce el terreno. Por si esto fuera poco el género de terror, el bélico o el de aventuras tampoco tiene secretos para él. Y todo ello siempre comprimido en pocas, muy pocas páginas en las cuales se ha de buscar el espacio para la exposición, el nudo y el desenlace. Eso sin contar que se ha de desarrollar adecuadamente a los protagonistas, al tiempo que se es original y, sobre todo, ameno. Amigos, eso es muy difícil. No creo que muchos de los escritores digamos, académicos, saldrían airosos de esos retos. Muchos, pero sobre todo Lou Carrigan sabía hacer todo esto. Domina la caracterización de personajes a la vez que tiene un sentido del ritmo literario (que siempre he pensado  que  no se aprende, se nace con él) todo ello unido a una endiablada capacidad de crear argumentos y situaciones originales

Ante estas cualidades ¿podríamos decir que Lou Carrigan es un artesano? No, en su caso eso es casi un insulto. Lou Carrigan es un artista, es un escritor, como la copa de un pino.

 

LAS NOVELAS “DE A DURO”

 por L. Porras

La literatura popular tiene una gran tradición desde hace siglos, y en diversas partes del mundo. Conocida como las dime novels, las novelas por entregas, o la celebérrima literatura pulp estadounidense, siempre ha ofrecido tramas rápidas a un lector deseoso de refugiarse en unos momentos de evasión sin más complicaciones. Algunos de los autores de este tipo de literatura -en particular Raymond Chandler y Dashiell Hammett, dentro del ya respetado género policial- han conseguido ser valorados literariamente por la crítica especializada.

En España esta tradición también existe. Ya a principios del siglo xx se comenzaron a editar pequeñas publicaciones con géneros menores dirigidos a un público amplio.

Hacia finales de los años cincuenta se optó por un tipo de publicación muy concreta; novelitas “de bolsillo”: de unas 128 páginas de extensión, con letra amplia de cómoda y rápida lectura. Los géneros, los más populares por aquel entonces: western, policial, bélico y romántico, a los que pronto se uniría la ciencia-ficción y, más adelante, el terror.

Algunos de estos autores lograrían fama, como George H. White (Pascual Enguídanos), creador de la Saga de los Aznar, o el prestigioso autor de novelitas policíacas y del Oeste Silver Kane, posterior ganador del premio Planeta con su obra Crónica sentimental en rojo (1984), publicada ya, lógicamente, con su nombre auténtico, Francisco González Ledesma. Otro de los autores imposible de obviar es Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez) que tocó todos los géneros.

La política editorial para ese tipo de publicaciones era muy concreta, cada novela había de empezar y terminar en un único volumen, estando prohibida la continuidad, el uso de personajes fijos… Cuando los mayores éxitos en literatura popular fueron series de personajes fijos, La Saga de los Aznar, las aventuras de El Coyote o en el caso de Lou Carrigan, la hermosa y mortal espía: Brigitte Baby Montfort

Lou Carrigan (Antonio Vera) forma parte de esos auténticos profesionales de la novela de acción. Fueron los pioneros del género negro español. Esas modestas novelitas de serie B fueron las que nos iniciaron a muchos en la lectura.

En otros países la novela popular sigue activa en el campo editorial, tanto con reediciones de clásicos como la continuación de ese espíritu con creaciones nuevas. ¿Por qué en España no se sigue ese camino?

Quizá se deba precisamente a que en ningún otro país tuvo la importancia que tuvo en nuestro país. La época de esplendor de la novela popular fueron los años cuarenta, cincuenta y parte de los sesenta del pasado siglo. Los españoles de entonces, absolutamente traumatizados y empobrecidos por la terrible guerra civil, y la no menos terrible dictadura que la siguió, la inmensa mayoría tenían muy pocas posibilidades de evasión, sólo algunos programas de radio y la novela popular.

Personalmente pienso que ni en España ni en otros países, puede la novela popular volver a tener la enorme importancia que tuvo. Pero eso no quiere decir que no pueda existir y no sólo para cubrir la nostalgia de la que gozó en su día, sino porque hoy se puede hacer literatura popular muy entretenida, que además es una vía de entrada estupenda, como  ya hemos dicho, en todo tipo de lecturas como lo fue para muchísima gente en su momento. No se puede ignorar que en los buenos momentos de la novela popular se publicaban semanalmente decenas de miles de ejemplares, cada uno de los cuales podía ser leído por varios lectores, porque una vez leídos se cambiaban por otros, a su vez usados, cuando se acababa su lectura.

Junto a la literatura culta (sic) corrió paralela otra literatura, la llamada popular y que en muchas ocasiones mostró una extraordinaria calidad artística. Esta literatura es una de las más completas manifestaciones de la cultura de los años 40/50 en España.

Desde el punto de vista estilístico las novelas de Lou Carrigan  manifiestan una aparente sencillez y sobriedad de recursos… A pesar de ello consigue una extraordinaria viveza narrativa y los más variados efectos. Destaca en la obra de Lou Carrigan la inmediata composición de la escena y la presentación de los personajes, la aproximación a la realidad con una gran fuerza plástica y el arte de saber llevar, sin dilaciones, la atención del lector hacia el núcleo temático. Se combinan admirablemente la narración y el diálogo.